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SecuForte® – Sencilla. Distinta. Más segura.

De una manilla antirrobo de ventana se espera, sobre todo, que proteja la ventana de la apertura desde el exterior. Esto se puede lograr, por ejemplo, con un cilindro de cierre que bloquea el mecanismo giratorio de la manilla de ventana.

SecuForte® – Sencilla. Distinta. Más segura.

En nuestras manillas de ventana SecuForte®, la protección antirrobo se consigue de otra manera: mientras estén en posición cerrada o en posición de basculación, están desacopladas del cuadradillo lleno que transmite la fuerza de la manilla al engranaje. Por ejemplo, su funcionamiento normal, es decir, el movimiento del mecanismo para abrir la ventana, queda anulado en ese momento. En este estado, las manillas no se pueden mover, ya que se bloquean automáticamente. Y si un delincuente intenta manipular la manilla desde el exterior, no puede hacerlo porque la manilla “no funciona”.

No hay posibilidad de intento de robo perforando el cristal

Actualmente, el método de robo de perforación de cristales es el más rápido. Para ello, se intenta acceder a la manilla con una herramienta adecuada a través de una pequeña abertura en el cristal de la ventana y presionarla o levantarla haciendo palanca. En una manilla de ventana con SecuForte® fracasará cualquier intento de este tipo: un ladrón que quiera mover la manilla desde fuera de esta manera puede girarla de la roseta, pero la ventana permanecerá cerrada. Por cierto, SecuForte® también dificulta enormemente otro método de robo, que consiste en desplazar el herraje de ventana desde fuera gracias al mecanismo de bloqueo.

¡Primero presionar, después girar!

El nuevo principio de protección también trae consigo un nuevo tipo de accionamiento de manilla de ventana. Las manillas SecuForte se utilizan de forma diferente a lo usual, pero sigue siendo muy sencillo: para abrir la ventana, la manilla se presiona en primer lugar contra la roseta. Así se suelta el bloqueo de la manilla y, a continuación, se puede girar de forma normal. En cuanto la ventana se vuelve a cerrar o a abatir, la manilla se vuelve a bloquear.

¡Primero presionar, después girar!

Y, por cierto, el principio de seguridad “primero presionar, después girar” se conoce desde hace tiempo: se utiliza, por ejemplo, en los cierres de seguridad de botellas con contenidos peligrosos (medicamentos, detergentes abrasivos, etc.), para asegurarse de que, por ejemplo los niños, no puedan abrir solos la botella y no corran riesgos con el contenido de la botella.

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